Tras más de siete años de generación, soplan vientos de cambio en el mundo de los videojuegos. Este año 2013 sabíamos que podía suponer la presentación de dos proyectos que habían dado muchísimo que hablar en foros. Orbis y Durango. Dos nombres en clave correspondientes a los proyectos de los sistemas de Sony y Microsoft para suceder a PS3 y Xbox 360. Las incógnitas que quedaban por despejar eran muchas. ¿Cuándo se presentarían? ¿Cómo se llamarían? ¿Qué juegos aparecerían? ¿Cuánto costarían? Y así, una gran cantidad de dudas que fueron disipadas por vez primera en febrero.
Sony movió ficha entonces presentando la Playstation 4 y conceptualizando algo que ha sido constante: el jugador en el centro del tablero. En una presentación que destacó por no mostrar el sistema (solo el mando), se vieron las primeras pinceladas de una nueva generación, que se vieron completadas en el E3 de ese mismo año con la presentación de todo el hardware y un lanzamiento este mismo año, justo en el día de la publicación de este artículo, en Europa. Poco tiene que ver esta PS4 con aquella Playstation 3 nacida en el seno de una Sony prepotente y conocedora del futuro aplastante que creían que les esperaba, y que luego no se hizo realidad.
No, en esta ocasión Sony ha cambiado, volviendo a sus raíces. A esas donde el desarrollador era la clave, donde el software vendía hardware, y el jugador tradicional era el centro de todas las miradas y el más mimado en todas las ferias y lanzamientos. El mercado ha cambiado y abrazado a miles de nuevos perfiles de juego, y Playstation 4 quiere abarcarlos a todos. Los jugadores casual, los hardcore. Los que juegan para divertirse, y los que lo hacen por competir. Todo ello con un eslógan contundente: La Grandeza Aguarda. Pero…¿realmente esto se cumple? Veámoslo en este artículo especial del lanzamiento de una nueva consola. Hoy es el día de Playstation 4.
Si hay algo en lo que Mark Cerny ha insistido una y otra vez en las presentaciones, es que querían que Playstation 4 fuese no solo el sistema de videojuegos más potente, sino también el más accesible a todo tipo de desarrolladores. Una pequeña bestia que renuncia al Cell de PS3 para adoptar una arquitectura mucho más amigable para el que trabaja con él, como es un AMD x86-64 Jaguar de ocho núcleos, acompañado de una GPU AMD Radeon que alcanza unos 1152 shaders (lo cual es ostensiblemente superior a los números de Xbox One). Atrás quedan los tiempos del increíble a la par que complejo Cell, que tantos quebraderos de cabeza dio en los multis, casi siempre inferiores en PS3 en su primera etapa.
El paquete se completa con 8 GB de RAM GDDR5, una de las comidillas de los foros en el momento de su presentación que promete ser tremendamente versátil y dejar bastante para juegos (PS3 no tiene más que 256 MB, y algunos como Skyrim lo notaron muchísimo en su rendimiento a largo plazo, saturándose). Contará en su lanzamiento con una configuración de disco duro de 500 GB, siendo razonablemente grande, aunque viendo los tamaños de los juegos actuales (de 20 GB y más) bien puede terminar quedándose corto, y por ello Sony nos permite, como en PS3, sustituirlo con facilidad por otro.
Todo esto supone un gran aumento de potencia respecto a Wii U y alrededor de un 40-50% superior a su competidora directa, Xbox One, que ha sido más conservadora en este aspecto. Así, Sony se queda con la vitola de sistema más potente de la generación, algo que, viendo ejemplos pasados (como Neo Geo o la primera Xbox) no garantiza la victoria en ventas ni mucho menos. No obstante, al contrario que PS3, que era vanguardia absoluta en tecnología, PS4 se puede considerar un sistema, en términos de PC, de clase media-alta, lo cual se nota en el precio, pero no en la potencia, siendo un buen salto respecto a su predecesora.
Todo este hardware es movido por una pequeña pieza de ingeniería que se encargó de ser la cara visible de PS4 desde febrero hasta el E3: el Dualshock 4. Sin romper la tradición que siguen los mandos de Sony, ha incorporado algunos cambios muy socorridos, como mejores gatillos, unos sticks mucho más cómodos, un agarre mucho más adecuado, y la interesante novedad del panel táctil capacitivo junto con la gran luz de neón que indica determinadas funciones en el juego (como el jugador o la salud). Muchos que lo han probado destacan su ergonomía y comodidad, y, por lo que yo he podido ver de él, sigue manteniendo las sensaciones de un mando que tiene ya más de 15 años de historia, aunque el diseño esté ligeramente modificado.
Y hay una pequeña amiga más de cara al control del sistema. Es cierto que PSVita no ha sido el sistema que podía haber llegado a ser, pero eso no significa que Sony vaya a dejarla de lado, ya que nunca lo suele hacer con sus plataformas. Al más puro estilo Wii U Gamepad, podremos emplear la pequeña portátil como segunda pantalla de PS4, tanto para hacer streaming de lo que aparece en la consola de mesa, como de elemento accesorio para determinados juegos. Tampoco hay que olvidar que muchos que ya tenemos comprados determinados contenidos en PS Vita o PS3 podremos obtenerlos en PS4 vía crossbuy. Esto, además, se ve reforzado por la nueva y arriesgada apuesta de la compañía nipona: Vita TV.
Este dispositivo, por ahora solo lanzado en Japón, es una versión de sobremesa de PSVita sin pantalla, conectable al televisor, y funcionando tal y como lo haría en portátil, controlándola con el Dualshock 3 y jugando todo el catálogo de Vita, tanto el de PSN como en juegos físicos. La gran ventaja que esto supone para PS4 es la posibilidad de utilizarla como aparato de streaming, de forma que la sobremesa esté conectada en una habitación y nosotros podamos jugarla desde otra, en otro televisor, desde Vita TV, algo que, si sale de Japón (sumado a su razonable precio de 100€) puede relanzar una portátil que ha sido derrotada en todo aspecto por 3DS.
Tampoco debemos olvidarnos de un servicio que empezó muy mal y terminó convirtiéndose en algo fundamental para algunos. Estoy hablando de PS Plus, ese servicio de suscripción que ofrece, entre otras cosas, el alquiler de juegos (colección de juegos instantánea), acceso inmediato a betas y avatares exclusivos, descuentos importantes en la plataforma online…todo ello por 50€ que cubren una suscripción anual para cualquier sistema Sony (PS3, PS4, PS Vita y PSP), que en el caso de la nueva sobremesa incorpora algo que Microsoft instauró con su Xbox Live: el juego online incluido dentro del dividendo (algo que no era así en esta generación). Sin duda, esto hará que el servicio suba aún más su porcentaje, pero habría estado mucho mejor mantener la función gratuitamente.
Entre otros aspectos, PS4 nos permitirá grabar un streaming de varios minutos de nuestra partida y subirlo a Youtube u otros servicios de vídeo, que se suman a Music Unlimited (el principal sospechoso de la falta de reproducción de CDs de audio en el lanzamiento, pero esa es otra historia), junto con otros servicios como Netflix, Hulu, o Amazon Instant Video, que se irán ampliando en el futuro para convertir PS4 en un sistema multimedia, si bien su enfoque es mucho más «gamer» que Xbox One en este sentido, que trata de ser una máquina para todo propósito, mientras que la de Sony es mayoritariamente para jugar, renunciando parcialmente a competir en este aspecto.
Lo que nos lleva a algo aún no muy comentado por parte de Sony, como ha sido el papel que jugará Gaikai (la compañía de juego en la nube que adquirieron hace tiempo) en la nueva sobremesa. Mucho se ha especulado y poco se ha concretado más allá de una promesa de ampliar detalles en el siguiente año. Ahora mismo, las funciones de nube permiten, entre otras cosas, jugar a un juego mientras se está descargando, pero en un futuro, quién sabe, se podría soñar con meter un juego de PS2 en el sistema y tener retrocompatibilidad por esa vía (algo que, hoy por hoy, PS4 no ofrece).
Mientras que Xbox One ofrece Kinect como una parte absolutamente capital de su experiencia de juego, Sony ha apostado por el mismo camino que ha andado desde el primer EyeToy, esto es, emplear la cámara como un elemento opcional y accesorio. Sin embargo, en esta ocasión Playstation Camera es mucho más avanzada y cercana al dispositivo de Microsoft, con una tecnología superior que, ahora mismo, no está muy explotada, más allá de The Playroom, un software ya instalado de fábrica en la consola para probar el sistema (algo muy básico, de realidad aumentada, cercano a los EyeToy Play o Wonderbook en concepción, y que aún así está dando que hablar por su uso como streaming de shows vía Twitch.tv).
En cuanto a cómo adquirir el sistema, Sony dejó para el recuerdo esa imagen de una audiencia entregada ante los 399€ que tendría PS4, lejanos a los astronómicos 599€ de salida de PS3, y 100 menos que su competidora directa Xbox One (siendo igualmente la misma cantidad más cara que Wii U). Ese pack es el de la consola con un mando, y se están ofreciendo otros con cámara y juego por 500€, o con un solo juego por 449€, bastante asequibles teniendo en cuenta que es un sistema de nueva generación. El mando costará los habituales 55-60€ si queremos adquirir otro aparte, y la cámara lo mismo. Los juegos, por su parte, contarán con un precio alrededor de los 60€ de salida, pero la política de Sony en este aspecto siempre es flexible.
Hablar del catálogo de lanzamiento de PS4 es destacar el sonoro retraso de Drive Club y la percepción general de inferioridad manifiesta respecto a una Xbox One que presenta en su puesta de gala pesos pesados como Forza 5, Dead Rising 3, el cacareado (y denostado en las reviews) Ryse, o el gran retorno de Killer Instinct, ante lo que Sony no ofrece mucha cantidad inmediata, pero si mucha calidad futura, y la garantía de apoyar la consola en un ciclo especialmente largo (no hay más que ver el 2013 que está teniendo PS3, o el aguante que ha tenido PSP hasta hace poco en Japón).
Esta situación dejó a un juego de una compañía llamada Guerilla Games, veterana en estos lares ya desde PS2, a cargo de toda la artillería de Sony en la nueva generación. Pensada para ser el «Halo de Sony», la saga Killzone comenzó de forma muy discreta y fue avanzando en su propuesta hasta convertirse en un FPS más que notable en Playstation 3 con su segunda entrega. En esta ocasión llegan con una nueva interpretación, Killzone Shadow Fall, que nos muestra todo el poderío técnico que Playstation 4 puede ofrecer en entornos apabullantes, llenos de coloridos y realismo, tanto en el facial como en la creación de lo que se muestra en pantalla.
Jugablemente ha habido una gran disparidad de opiniones, pero muchos coinciden en considerarlo un poco inferior a Killzone 2 y 3, algo quizá esperable para un juego de lanzamiento. 30 años después de estos, la amenaza sigue tan presente como siempre, pero el armamento evoluciona, así como los entornos, mucho más abiertos (aunque en el fondo el juego no termine de despegarse de los vicios FPS de hoy, como la linealidad y la primacía de espectacularidad sobre jugabilidad). Sea como sea, nos encontramos ante un argumento muy interesante para el estreno de la consola, que tiene en su multijugador (que recibirá paulatinamente nuevos mapas) una apuesta segura.
El creador de la consola, Mark Cerny, también quería apuntarse al lanzamiento de su pequeña criatura, y decidió hacerlo con un juego que le hacía volver, en cierto modo, a sus orígenes, cuando tenía un importante papel en Naughty Dog y creó obras tan grandes como Crash Bandicoot y Jak & Daxter (las cuales un servidor recuerda con mucho cariño). En este caso, un pequeño ser creado a partir de reliquias y con muchas semejanzas con nuestro marsupial favorito era el elegido para representar el género de las plataformas en el lanzamiento de la máquina. ¿Su nombre? Knack.
Lo cierto es que Knack no es de esos juegos que llamen en absoluto la atención cuando los ves por primera vez (salvo a nostálgicos empedernidos como yo), con su estética cartoon, sus escenarios irreales, y sus gráficos que bien podrían ser de PS3. Los gameplays, cargados de saltos simples y combates clónicos, tampoco hacían presagiar notas muy altas vista su simpleza y su propuesta directa. Cerny siempre defendió que quería que fuese un juego para todos los públicos y especialmente pensado para los más jóvenes que quieren inciarse en los juegos, pero eso hizo que quedase corto para algunos, con una media de notas que apenas roza el 6, siendo el mayor batacazo del sistema en su lanzamiento.
A título personal, creo que, pese a todo ello, Knack puede merecer una oportunidad, en especial para todos aquellos que buscan vivir tiempos donde las plataformas eran un género notorio, ya que el pequeño ser de reliquias cuenta, ya sea de forma más o menos simple, con esa seña de identidad del género. Si el hecho de que sea repetitivo, excesivamente simple o guiado, y sin una gran ambición, no es algo que te influya, creo que Knack puede merecerse una oportunidad. Y es que no siempre hay que hacer caso a las notas si disfrutas a los mandos.
De una decepción, damos paso a la gran sorpresa. Y es que en Housemarque Studios (creadores del afamado Super Stardust HD, que fue uno de los mejores juegos del lanzamiento de PS3, así como Dead Nation, un juego shooter isométrico de temática zombie bastante notable) decidieron que iban a echar el resto en la nueva criatura de Sony, y el hecho de salir en formato digital y de regalo con Plus no iba a suponer problema alguno para ellos. De su talento nos llega Resogun, un juego de naves no apto para gente con sensibilidad ocular.
Resogun roza el sobresaliente en sus reviews gracias una jugabilidad muy bien pensada que sabe diferenciarse de Super Stardust lo suficiente como para no ser un mero clon con mecánicas nuevas. En esta ocasión, es mucho más parecido a la convención del género de avance en scroll lateral, con la particularidad de estar avanzando continuamente en un círculo, eliminando objetivos en medio de miles de explosiones de muchos colores diferentes. Lo que más respira la obra de Housemarque al jugarla, más allá de su vistosidad, es esa sensación arcade que solo los juegos digitales están ofreciendo hoy. Es divertido sin grandes complejidades y pretensiones.
Sony tampoco ha querido dejar de lado algunas experiencias ya conocidas, pero diferentes, con gran cabida en el catálogo y la ventaja del crossbuy. Estoy hablando del relajante Flower de thatgamecompany, donde guiamos a un pétalo de flor que llenará de armonía un mundo apagado, y Escape Plan, que viene directamente de PSVita para rompernos el coco con sus entrañables personajes «noir» y sus múltiples puzzles. Personalmente, no veo mal que se añadan este tipo de juegos, pero quitarle a PSVita una de sus mejores exclusivas no beneficia a su salud. Al menos contamos, como digo, con la política crossbuy, por lo que gente como yo, que aún no tiene la máquina, ya cuenta con juegos para ella, como Flower.
La apuesta por otra serie de pequeños juegos, como el también incluido en Playstation Plus Contrast (un juego de estética «noir» que también sale en PS3) o la versión definitiva de Trine 2, se completa también con experiencias como Backlight Retribution y Warframe. No son juegos especialmente rimbombantes o que sean exclusivos de ella, pero ayudan a mantener una lista notable hasta que cosas mejores lleguen. Pero no son ellos los que más argumentos aportan para el lanzamiento de la consola.
Y es que estos son los multis, que se han apuntado a algo que ya ocurrió con el lanzamiento de 360, los ports «inter-generacionales», con una interesante medida. Si adquieres el juego en PS3, por 10€ lo podrás tener en PS4. Y no son nombres que se puedan tomar a la ligera, ya que contamos con dos de los mayores hits que pueden existir en consolas en lo que a ventas se refiere, además de otros que no le van a la zaga. Estoy hablando especialmente de FIFA 14 y COD Ghost.
El shooter de Infinity Ward quizá no reinvente nada bueno ni apueste (como en los últimos tiempos) por los gráficos de vanguardia o las mejores campañas, pero sabe seguir ofreciendo en su multijugador algo que jugadores y no tan jugadores (la propia Activision reconoce que el grueso de fans solo lo son de COD y no de los videojuegos) un motivo de peso para invertir su dinero año tras año y, de paso, dar a PS4 un impulso extra, ya que no eran pocos los que iban a adquirir su flamante consola con la nueva interpretación del género FPS que lleva desde Modern Warfare siendo una de las sagas más exitosas comercialmente jamás vistas, con permiso de Super Mario, Angry Birds o GTA.
FIFA es otra saga con algo similar. Alcanzó el éxito con el superlativo FIFA 09 y desde ahí no ha parado hasta destronar totalmente a Pro Evolution Soccer en base a una jugabilidad pulida y su gran oferta de licencias. Siempre ha ocurrido que los inicios de generación son duros para EA en esta saga, pero el nuevo motor Ignite está ahí para darle el impulso que necesita. ¿Podrá seguir reinando en PS4? Solo el tiempo lo dirá, y cómo se adapte PES a su nuevo Fox Engine.
Battlefield 4, NFL 14 o NBA Live también son grandes apuestas de EA en la nueva consola, especialmente el primero, en su dura pugna por vencer a Call of Duty a través de una experiencia shooter pulida y adulta. Con la saga de baloncesto tienen un rival duro de roer en un NBA2K14 que ha sabido aprovechar bien la ventaja que le ha dado el descanso de Live estos años. Y a estos dos gallitos se les suma un tercer contendiente que hace menos ruido, pero ha sido bastante bueno comercialmente.
Ubisoft iba a tener dos tanques para el sparring del lanzamiento, pero uno necesita reparaciones, quedando la historia de piratas de Assasin´s Creed IV Black Flag como su mayor apuesta, dejando el ambicioso y original Watch Dogs con algo más de cocción. También nos traerán Rayman Legends, pero eso es algo que queda en el futuro. Todo esto se ve completado con otros juegos como Skylanders o Just Dance, dejando un catálogo final cojo en first party, y muy sólido en lo demás, aunque con muchos juegos intergeneracionales que le quitan peso a la adquisición del sistema.
Si bien es cierto que el catálogo de salida de PS4, entre juegos compartidos con la generación interior, otros de menor calado y escasos exclusivos, no es para tirar cohetes, Sony se ha encargado que no se echen mucho de menos los juegos en los próximos meses, a la vez que sigue alimentando a Playstation 3 con todo un Gran Turismo 6 (que siempre se rumorea porteado a la nueva generación). Los amantes de los vehículos tienen su cita inmediata con el juego de Evolution Studios (creadores de Motorstorm) Driveclub, que ha pasado por boxes para aparecer en 2014 mucho más pulido.
En lo que en él respecta, es un simulador de conducción que tiene como premisa ser muy social y completo. Contará igualmente con posibilidades de gestión de escuderías, y una versión reducida (muy al estilo de los Prologue de GT) llamada Playstation Plus Edition, disponible sin coste adicional para los suscriptores del servicio. Iba a ser el relumbrón del lanzamiento y el competidor directo de Forza 5, pero finalmente para Sony ha primado más el ofrecer un producto sin prisas que repetir el error de la saga Motorstorm, siempre cuestionada por diversos frentes.
Sucker Punch, los padres de Sly Cooper, tampoco se han querido perder la fiesta de la ventana de lanzamiento con una nueva incursión en su saga sandbox nacida en PS3, inFamous, con un juego, Second Son, que rompe con los conceptos del pasado para ofrecer un nuevo protagonista y unos nuevos poderes, más basados en el fuego y la velocidad que en la electricidad, como era el caso de Cole. La expresividad facial es algo realmente brillante en lo que se ha visto de él, y no tendremos que esperar mucho más (marzo 2014) para ver qué depara una experiencia sandbox en la nueva generación, con permiso del siguiente juego del que hablaré.
Watch Dogs, de Ubisoft, un juego que será lanzado en toda plataforma de sobremesa habida y por haber (incluida Wii U), nos pone en el papel de un hacker en la ciudad de Chicaco. ¿Nuestra misión? Emplear nuestras habilidades informáticas para conocer todo lo que nos rodea, piratear señales lumínicas, sistemas de navegación…todo ello en un entorno muy bien planteado y con un apartado técnico apabullante (aunque menos que en el momento de su anuncio en el E3 2012). Su promesa es ser «el Assasin´s Creed de la nueva generación», y su intención, convertirse en saga. ¿Logrará Ubisoft hacerlo? Al menos en mi caso, ya solo por su ambientación sci-fi, ya me han ganado.
Ready at Dawn, un estudio muy implicado con las portátiles de Sony (autores de Ratchet El Tamaño Importa o God of War Ghost of Sparta) dan el salto a lo grande al desarrollo de sobremesa con The Order 1866, del que aún se conocen muy pocos datos, más allá de estar ambientado en la época victoriana y contar con jugabilidad del género shooter. Esperamos tener pronto gameplay del mismo, y ver de qué son capaces este equipo cuando se alejen de planteamientos ya creados por otros estudios, pues que hasta ahora esas han sido sus funciones.
Japón también va a apoyar en corto plazo a PS4 con juegos como Deep Down, un juego de rol de Capcom similar a Dragon´s Dogma y apuntado a la modalidad Free To Play, o una nueva entrega de la saga Yakuza de Sega (cada vez más olvidada y relegada a Japón por culpa de las políticas de la compañía del erizo), de cara a que el lanzamiento japonés de la máquina, más tardío, sea mucho más atractivo para ese público.
Por último, pero no menos importante, no debemos olvidar el regreso de Solid Snake y la saga Metal Gear con un prólogo de lujo para su quinta parte. Ground Zeroes nos mostrará un adelanto de lo que Kojima ha planteado en la nueva generación y con el estreno de su nuevo motor, el Fox Engine, que moverá a los personajes y unos entornos más abiertos que nunca en la saga de Konami.
Johnathan Blow, el afamado creador de Braid, es una de las banderas de una de las silenciosas puntas de lanza de PS4: los indies. Esos creadores de pocos recursos y mucho talento que han enamorado a la industria con sus propuestas diferentes e innovadoras son uno de los focos fundamentales de Sony en esta generación. Pueden ser pequeños e insignificantes para algunos, pero la calidad que encierran puede ser uno de los grandes motivos para adquirir el sistema.
Esto se demuestra en The Witness, uno de esos juegos que entran por los ojos no por su brutalidad técnica, sino por su sentido artístico. Su mundo es armonioso, colorido y relajante, invitándonos a estar en las mejores condiciones para resolver los distintos puzzles que se nos presentarán, acompañados con una música especialmente inspirada. Un juego que aparecerá primero en PS4, y mostrará como los indies también saben aprovechar la potencia de los sistemas para sus propias ideas, con sus propios argumentos.
En la misma línea está Rime, de los españoles Tequila Works, y muchas influencias de ICO. Un mundo igual de armonioso, pero con otra premisa, la de explorar una isla de la que parecemos ser el único habitante…¿o quizás no? No hay muchos detalles del mismo más allá de su exclusividad y financiación por parte de Sony, pero si algo he aprendido con juegos como Journey, es que estas propuestas que buscan hacer de la jugabilidad un arte que cuenta una historia merecen mucha más atención de la que se les da. Y si además guardan un sentido del buen gusto en lo técnico como Rime, no puedo pedir mucho más, ya que este tipo de juegos hacen mucha falta.
Del color pasamos a la oscuridad de Everybode´s Gone To The Rapture, un juego de los creadores de uno de los indies que más respeto por su concepción literaria, Dear Esther. En esta ocasión, encarnamos a un hombre en medio de un apocalipsis, y tenemos muy poco tiempo para descubrir todo lo que ocurre. Pocas cosas se saben de él salvo su exclusividad de PS4, pero, por poner en situación, puedo decir que The Chinese Room suele hacer juegos muy centrados en la narrativa, donde la jugabilidad es muy accesoria, por lo que esta nueva idea puede ir perfectamente por esa vía.
¿Alguien dijo ideas locas y raras? Pues debería conocer a Young Horses y su Octodad: Deadliest Catch, donde encarnaremos a…precisamente un pulpo, que debe vivir en el mundo de los humanos, con el problema de no contar con huesos ni extremidades al uso, siendo el vivir en ese mundo para bípedos su mayor desafío. Uno de esos juegos inquietantes y tan extraños que terminan siendo simpáticos, aunque en mi caso, la verdad, no me atrae mucho (e incluso me da cierto miedo ver como se arrastra el personaje por los escenarios, todo hay que decirlo).
A todo esto debemos sumar muchas más licencias, como The Binding of Isaac Rebirth, el original N++, el pulido Wasteland Kings, un Minecraft que por fin hace su debut en Playstation, y tantos otros que llevan al ecosistema de Sony a convertirse en un lugar perfecto para estos pequeños creadores que están llevando el peso de la originalidad y la magia que las producciones mayores están perdiendo.
Hablar del futuro más lejano de PS4 es hablar del recién anunciado Uncharted 4. Naughty Dog, en la generación que nos deja, se consagró como una de las mejores desarrolladoras del mundillo con la saga del aventurero Nathan Drake y el evocador y dramático The Last of Us, y parece que quieren continuar esa fórmula en la próxima generación. Continuos son los rumores de un juego ambientado en el espacio y llamado Savage Starlight, o incluso la rocambolesca teoría formada en torno a un regreso de Crash Bandicoot (que sería una de mis mayores ilusiones). Lo único tangible hasta ahora es ese pequeño tráiler que mostró un mapa y una voz madura, dando paso a las especulaciones de todo tipo.
Otros estudios de Sony, como Santa Mónica, están trabajando en proyectos aún no anunciados, y, en su caso, apunta por el género sandbox de acuerdo a algunas ofertas de trabajo que publicaron hace poco. Media Molecule, por su parte, tratará de alejarse de Little Big Planet para explorar nuevas posibilidades (mostrando en el E3 un ejemplo de lo que podrían hacer contando con Playstation Move), y Quantic Dream mostró el vídeo de The Dark Sorcerer, que quien sabe si llegará o no a ser un videojuego.
The Witcher 3, de los afamados CD Project Red, es el debut de la saga de Geralt de Rivia (traida de una conocida saga de novelas ambientadas en el folclore polaco) en los sistemas Playstation, y promete espectacularidad y buen rol occidental a partes iguales. Cogidos de su mano vienen otros del mismo corte, como Dragon Age 3 Inquisition, que pretende redimirse de su mediocre segunda parte retornando a los preceptos que instauró Origins, o Lords of The Fallen, que bebe mucho de estos juegos con una ambientación medieval fantástica. A ellos también hay que sumar un futurible Mass Effect 4, que será el primero sin el comandante Shepard, y marcará un nuevo rumbo en la galáctica saga TPS de Bioware.
Los japoneses tampoco quieren quedarse rezagados, y eso nos lleva directamente a Square Enix, que nos dejó uno de, al menos para mi, mejores momentos de la historia del E3, con el anuncio de un Final Fantasy XV que era Versus reconvertido, apostando por una jugabilidad de acción espectacular que bebe directamente de Kingdom Hearts, y nos lleva a «una fantasía basada en la realidad», ya alejada de Fabula Nova Crystallis. Y cuando ese juego esté ya en camino, el desarrollo de lo que considero el proyecto más importante de la generación que viene ya se acercará tras tantos años.
Hablo, como no puede ser de otra manera, de Kingdom Hearts 3, que, para el momento de su salida, prácticamente se cumplirá una década del lanzamiento de su segunda parte, teniendo en medio de ambos un sinfín de spin-offs que nos hacían pensar que nunca lo veríamos. Solo hay que ver las reacciones en vídeo a su anuncio para saber lo que esa saga es capaz de despertar. Solo un tráiler de gameplay por ahora, el de la D23 Expo, nos muestra que guarda las señas de identidad de la saga, pero aprendiendo de lo visto todos estos años.
Namco Bandai con Tales of (que será una saga exclusiva de PS4 en sobremesa), Nippon Ichi con Disgaea, y otras desarrolladoras japonesas brindarán una vez más su apoyo a PS4, logrando cubrir todos los frentes posibles del sistema en esta generación que comienza a aflorar. Por ahora, mucho de este catálogo se comparte con Xbox One, y será tarea de Sony garantizarse apoyos y tirar del talento de sus estudios para que PS4 se convierta en una opción ganadora.
En la memoria de todos quedan las dos primeras generaciones de Sony en el mundo de los videojuegos. PSX y PS2 fueron dos sistemas que literalmente arrasaron a la competencia (especialmente en el caso de la segunda, que vendió 130 millones más que sus competidoras directas Xbox y Gamecube). Sin embargo, el pasado queda atrás, y nuestra actual industria ha visto una generación donde los tres sistemas están en una horquilla muy pequeña y han sido rentables y convenientes para la competencia.
No obstante, la perspectiva para PS4 pinta mejor en el sentido de que sus dos competidoras están heridas en cierto modo. No es ningún secreto que gran parte de la actual popularidad del nuevo sistema de Sony viene de los deméritos de una Xbox One que, cuando fue presentada, creó un enorme escándalo con sus medidas de DRM que hicieron muchísimo daño a la marca y a Microsoft, no olvidándose del todo en meses posteriores y con el estreno de los juegos (de hecho, PS4 ha vendido mucho más que ella en el territorio teóricamente más fuerte de Microsoft, como es USA).
Pero no se puede decir que Microsoft esté muerta en absoluto, ya que Xbox One parte como una grandísima rival, con un catálogo de salida superior en oferta first al de Sony y con algunas promesas (como Quantum Break, D4 o Titanfall) que buscan tomar ventaja y recuperar la confianza perdida. Tiene un fuerte apoyo en Kinect como accesorio capital en la nueva reinterpretación del sistema de entretenimiento de salón. Xbox One no es un sistema solo de videojuegos (lo cual es el principal foco de Sony), sino un dispositivo que sirve tanto para ver televisión, como chatear vía Skype o navegar por Internet (con una pulida multitarea, incluso con más de una aplicación a la vez).
En cuanto a su catálogo, actualmente cuenta con un gran juego de conducción como Forza 5, una reinterpretación de acción del imperio romano con Ryse, los zombis arcade de Dead Rising 3, y otros juegos como Lococycle o Crimson Dragon, además de compartir multis con PS4. Agria ha sido la polémica sobre su teórica inferioridad técnica respecto a PS4 (un 50% inferior según fuentes), pero a la hora de la verdad esto nunca termina siendo lo más importante (PSX, PS2 y Wii no fueron las más potentes de su generación y las ganaron) y ambas compartirán un grueso de catálogo importante, decidiendo el músculo first cual de las dos termina siendo más completa. Microsoft cuenta con una renovada formación de estudios pero, en mi opinión, Sony tiene mejor panorama en este aspecto.
Y esto nos lleva a la tercera en discordia, que salió hace ya un año y ha estado cuestionada muchísimo tiempo por su escasez de juegos, tanto third (que la han dejado de lado) como first (que han tardado muchísimo en llegar). Estoy hablando de Wii U, que recientemente ha acometido su primera rebaja y creado nuevos y jugosos packs. La apuesta será clara y emulará lo visto ya en Nintendo desde N64: asumir que los third party no estarán con ella (muchas han sido las promesas, como los Capcom 5 o Rayman Legends exclusivo, y todas rotas) y centrarse en lo que los juegos de Nintendo son capaces de ofrecer: garantía absoluta de calidad y una magia especial que hace que, por muchos años que pasen, sigan siendo grandes juegos.
Personalmente, yo creo que ahora mismo, en este inicio de 8º generación, Wii U es el sistema con mejor panorama en lo que a software de calidad se refiere, pero es más que evidente que PS4 y One van a terminar pasando por encima en cantidad (en calidad habrá que verlo). Es un sistema que yo creo que complementa perfectamente a estas bestias pese a su inferior potencia y su curioso mando, puesto que Nintendo siempre termina teniendo esos juegos que quieres jugar sí o sí, en géneros parcialmente olvidados como las plataformas. Si consiguen que su precio sea más atractivo y lleguen todas sus promesas, podrá encontrar su espacio.
Y por último, no hay que olvidar que PS4 tiene el enemigo en casa, como quien dice, pues PS3 está alcanzando una madurez absolutamente capital y a la altura de la familia Playstation, con juegos como Gran Turismo 6, Persona 5, Tales of Xillia 2 o Beyond en el final de su vida (y un 2014 para enmarcar si eres fan del JRPG), y un precio lo suficientemente atractivo para al menos suponer un conflicto el año que viene. No hay más que ver como PS2 fue capaz ella sola de alcanzar 150 millones en plena ebullición de PS3 e incluso lanzar un enorme juego en 2009, como fue Persona 4.
Valve, pese a lo que pueda parecer, también puede suponer cierta competencia con sus SteamBox. El PC es, sin duda alguna, una plataforma sin rival en cantidad y calidad de juegos, especialmente gracias a Steam, pero los precios de hardware son quizá lo que más juegue en su contra y sea menos competencia, y más una opción extra a las consolas. Los smarthphones y consolas Android como Ouya también tendrán su espacio, pero inferior en este ecosistema hasta que los controles y la calidad de los juegos no mejoren, nada que deba inquietar el segmento de mercado que PS4 ocupa.
En mi opinión, PS4 tiene una oportunidad perfecta para coronarse como la ganadora de la generación con una gran ventaja sobre Wii U y otra relativamente menor sobre Xbox One, en parte por sus méritos (menor precio, gran apoyo de todo tipo de desarrolladores, potencia…), y en otra por los enormes deméritos de Xbox One (imagen de marca dañada, falta de apoyo japonés, menor potencia, precio) y Wii U (falta de apoyo third, escasez de software de Nintendo, el concepto del Wii U Gamepad no siempre accesible, la plataforma online reducida, la pérdida del público casual de Wii…).
Sony se ha mostrado capaz de apoyar un hardware una gran cantidad de tiempo con software de calidad, y sus políticas actuales con los desarrolladores le garantizan un gran flujo de juegos, además del apoyo casi exclusivo de los desarrolladores «nicho» japoneses, que siempre garantizan una pequeña corriente de juegos que otras no tendrán. Es pronto para afirmar nada y todo puede ocurrir, ya que Xbox es muy fuerte en USA y UK y han formado muchos estudios nuevos con mucho que demostrar, e incluso Nintendo puede ser capaz de pescar en río revuelto y hacerse un hueco como en Gamecube, pero a priori las condiciones son favorables para la consola de Cerny.
Al principio del artículo planteábamos una pregunta. ¿La grandeza aguarda? Nadie puede ver el futuro (y la última vez que Sony lo intentó, su PS3 recibió el calificativo de «barco que se hunde» por su enorme prepotencia empresarial) pero, si me preguntasen a mi, pocas veces he vivido esa ilusión que despertó PS4 en el E3 de 2013 y que logró poner en pie a miles y miles de jugadores en todo el mundo. Un hardware prominente (aunque no tanto comparado con los PCs de hoy en día) pensado para que tanto jugadores como desarrolladores se sientan como en casa.
El catálogo inicial, como hemos visto, no es especialmente apetecible (y es por ello que aún no la he adquirido), pero la grandeza aguarda en 2014 con grandes juegos como The Witcher, Infamous Second Son, y quién sabe si Final Fantasy XV. Los indies también tienen su parte de grandeza, cargados de talento e intención pese a sus bajos presupuestos, así como la posibilidad abierta de emplear la potencia para seguir mejorando las experiencias de juego (o, si preguntas a ciertas compañías, la espectacularidad de los gráficos). Todo ello con un precio tremendamente ajustado y una filosofía totalmente desconocida para Sony, entregada por completo a los deseos de los jugadores.
Xbox One debe ser una gran rival para PS4 que logre que esta generación sea como la anterior, que tantos y tantos juegos ha dado y tan lejos ha llevado la potencia técnica de las máquinas. Espero y deseo que Wii U acompañe de algún modo, pues Nintendo es absolutamente necesaria en la ecuación. Pero lo que Sony ha conseguido con PS4 es algo que quizá le debía a los que se vieron decepcionados por esta generación: devolver la ilusión de tiempos mejores, donde no todo eran gráficos, y había una tremenda variedad. La grandeza, sin lugar a dudas, aguarda. La cuestión es si PS4 terminará acudiendo a la cita. Por el bien de los jugadores, esperemos que así sea.
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