No es difícil para mi reconocer que, en lo que a videojuegos se refiere, siempre he preferido apostar por los productos de Sony sobre la competencia, en una mezcla de nostalgia, buen hacer, e IPs de mi agrado. Sin embargo, como en todo «matrimonio», a lo largo de los años siempre surgen problemas, fricciones y malas decisiones que hacen que la confianza se pierda. Y en el caso de Sony, tras bastantes años y ya camino de 4 generaciones de máquinas de sobremesa y dos de portátiles, han sido bastantes las situaciones en las que, de una forma u otra, pudieron actuar de una manera mejor. Una compañía está hecha de sus errores y aciertos, y la suma de todos ellos permiten alcanzar un conjunto que define finalmente la estrategia que siguen.
Este artículo es un pequeño viaje a través de esos fallos, que son desde los perdonables, los que no importan, a aquellos que realmente son capaces de abrir una brecha entre jugadores y sistemas. La historia de Playstation ha sido siempre sinónimo de éxito, más Sony siempre ha sido conocida como una compañía muy propensa a cometer múltiples errores, que le han costado hoy llegar a la situación financiera crítica en la que se encuentran, si bien es precisamente haber visto el abismo lo que les está haciendo ahora convertirse en algo mucho mejor, realizando grandes terminales móviles como el Xperia Z o la prometedora Playstation 4, que tanto ilusiona a desarrolladores y jugadores.
El primer gran error de Sony se terminó convirtiendo en su mayor acierto, y fue apostar por Nintendo para desarrollar una unidad de CD para la Super Nintendo. La compañía de Mario les dejó en la estacada tanto a ellos como a Phillips, y ese movimiento no fue perdonado por el presidente de Sony de entonces, dando luz verde al proyecto de videoconsola que tanto llevaba buscando un pequeño equipo en aquella época. La entonces llamada Playstation X, eliminando esa última letra en el producto final, se puso en marcha buscando reforzar precisamente en lo que Nintendo fallaba, que era ser abierta a los desarrolladores, y en lo que Sega estaba equivocándose en Saturn, darles un entorno de programación amigable y cómodo. PSX aunó lo mejor, lo que le faltaba a la competencia, y con ello triunfó.
Sin embargo, su primer mando no poseía los característicos sticks analógicos, y era básicamente un mando de SNES con cuernos, sin vibración. En respuesta a los Vibration PAK y al diseño con stick del mando de N64, sony decidió embarcarse en el DualShock, un mando que ha cambiado poquito de diseño de una consola a otra, incorporando los sticks analógicos y la necesitada vibración. No obstante, que no estuvieran desde el principio impidió que juegos como el mítico Crash original fueran controlables mediante ellos, debiendo emplear una cruceta que nunca ha sido el punto fuerte de los mandos de Sony.
El hecho de que PSX tampoco tuviera los 4 puertos para mando que sí poseía N64 era un ligero hándicap para apostar por el sistema de Sony, algo que fue resuelto con el mítico MultiTap que lo ampliaba a 4 mandos (y de paso garantizaba unas ganancias extra al padre de Playstation). La llegada de Playstation 2 no resolvió esto, pues esta tuvo su propio MultiTap, además de algún que otro problema nuevo, como ciertos problemas de fiabilidad en las Memory Card, con casos incluso en los que se formateaban solas, o los fallos en el lector de DVD. Pero quizá el mayor pero que tuvo Sony con PS2 fue no incluir juego online de serie, algo que ya Dreamcast y Xbox especialmente habían incorporado con éxito.
Sony introdujo un accesorio que permitía dicha función, pero nunca llegó a las cotas de calidad mostradas en Xbox. La compañía siempre ha tenido fama de ser «copiona», de incorporar las novedades que otras inventan en sus sistemas y no aportar nunca ideas propias, algo que Buzz y Singstar quizá pudieran rebatir, así como la llegada de EyeToy, que puede considerarse perfectamente los precursores del éxito de Wii y el nacimiento de la tecnología del Kinect de Microsoft. Es difícil encontrar muchos peros más a la etapa más brillante de Sony, pero por aquella época nació uno de sus mayores problemas, y es su política hacia las portátiles.
Sony, con la llegada de PSP, prometía dinamitar el monopolio que tenía Nintendo en ese segmento con su gama Game Boy. En esa ocasión, debería competir contra una apuesta arriesgada, la Nintendo DS, que quizá el mercado no entendiera por su doble pantalla y menor potencia respecto a PSP, una auténtica sucesora de GBA que además parecía una PS2 portátil. Nada parecía que fuera a salir mal, pero lo cierto es que Sony no contempla sus portátiles como una plataforma con identidad propia, sino como accesorios a las experiencias de sobremesa, un complemento de aquellos jugadores que usan sus PS2 o PS3 y quieren un extra de sus sagas favoritas.
La palabra de las portátiles Sony es «spin off». Aparecieron de Ratchet y Clank, de God of War, de Resistance, de Jak (un brillante Daxter que es el responsable de mi registro en Meri), e incluso otras compañías lo vieron así, lanzando por ejemplo Capcom algunos Megaman remozados, Square Enix algunos Final Fantasy accesorios como el brillante Dissidia o el genial Kingdom Hearts BBS. Como se puede observar, el catálogo es brillante, si bien no deja de verse como una versión menor de lo que los sistemas Playstation mayores pueden ofrecer. Siempre digo que PSP la salva Square Enix, porque Sony no ha lanzado, a mi gusto, ningún juego que digas «solo lo voy a ver en PSP y ningún otro sistema me ofrece nada mejor». Todo lo que se ha lanzado son apuestas poco arriesgadas, con el mismo esquema jugable que sus predecesores, y aún cuando lo cambian, con Liberation Killzone, no termina de funcionar.
Tampoco hay que olvidar que PSP fue el primer intento de una consola 100% digital con su modelo Go!, que se estrelló totalmente en ventas y terminó teniendo promociones donde te la vendían hasta con 10 juegos de regalo, siendo simplemente la consola para el homebrew, algo que impulsa bastante a PSP como máquina de emulación. Su último modelo, PSP Street, no está tampoco exenta de polémica, pues elimina sin sentido la conexión Wi-Fi, impidiendo que accedas a la Store y a su catálogo digital, algo que mata un poco a Go!, si bien se compensa con una genial política de precios Essentials a 10€.
PSVita tampoco se salva de la quema, ya que tanto ella como PSP tenían, en cierto modo, el propósito de vender formatos propietarios de Sony, siendo el UMD y las Memory Stick en el caso de PSP (que, aunque ha vendido mucho, ha fracasado en cierto modo en convertirse en el nuevo Walkman o en un verdadero reproductor multimedia) y las tarjetas de PSVita, que son absurdamente caras y hacían en su lanzamiento irse al sistema a los 300 euros o más si querías jugar en condiciones (pues los modelos de 4 y 8gb son inoperantes si descargas muchas cosas). Es, no obstante, uno de los mejores sistemas hechos por Sony, pese a que el tamaño de sus botones sea un poco pequeño o su respuesta de software no sea siempre perfecta.
Pese a que Sony ha corregido en parte los problemas de PSP en cuanto a IPs, apostando por grandes nuevas ideas como Gravity Rush, Tearaway o Soul Sacrifice, aún sigue viéndola como un accesorio de sus hermanas mayores, llenándola de spin-offs y lo que es más grave, dejándola muy abandonada, más de lo que nunca estuvo PSP. Nintendo logra que sus sistemas portátiles se sientan únicos por los juegos que ofrece, pero Sony está llenando su portátil de muchos multis PS3/Vita. El crossbuy no es para nada una mala idea, pero muchos de esos jugadores ya tienen PS3 y no van a desembolsar al menos 250€ para algo que ya hace su sistema de sobremesa.
Japón está bastante bien para Vita por la apuesta de las compañías de allí, encontrando cierto nicho de mercado, pero en Europa Sony necesita un esfuerzo adicional si no quiere que PSP doble a su sucesora en ventas. Por último respecto a este sistema, añadiría los enormes problemas de funcionamiento de Near en los modelos Wi-Fi, donde hay que hacer malabares para activarlo y te pierdes las atractivas funciones adicionales que esta aplicación ofrece. Igualmente, como tablet accesoria cumple, pero no hay apps suficientes de calidad como para considerarla una alternativa real.
Pero los mayores problemas, y que han hecho que Sony sea la que es hoy de cara a los desarrolladores, nacieron con Playstation 3. Sony fue soberbia, sobrada con todos. Pensaba que era la reina gracias a PSX, PS2 y unas buenas ventas de PSP, y plantó un precio de 600 euros de PS3, rodeado de polémicas declaraciones como «la generación empezará cuando nosotros lo digamos» o «los jugadores trabajarán en dos puestos para pagar PS3», además del «la vibración es cosa del pasado» que terminó desdiciéndose con el lanzamiento del Dualshock 3 (con un Sixaxis que, en la práctica, no se aprovechó en absoluto).
A eso habría que sumarle que se lanzó con un catálogo muy discreto y no llegaron juegos en sus primeras fases, pasándole Xbox 360 la mano por la cara y quedándose exclusivas dolorosas como Dead Rising, perdiendo Sony la de Final Fantasy, Tekken y Devil May Cry, o recibiendo JRPG en exclusiva como Tales of Vesperia (en Europa), Eternal Sonata (temporalmente), Blue Dragon o Lost Odyssey, mientras Sony ofrecía un correcto Resistance, un mediocre Lair o un Motorstorm que era una demo ampliada. Solo el Ratchet Armados Hasta los Dientes merecía la pena entonces.
Sony tardó mucho en rectificar, y comprendió que los sistemas se venden por los juegos y nunca por el nombre (algo que quizá Nintendo está entendiendo ahora con Wii U) y decidió apostar enormemente por IPs nuevas como Uncharted, inFamous, Resistance, Little Big Planet o un nuevo nicho de juegos artísticos como Flower, Journey o Rain, que han llevado en conjunto con las thirds a PS3 al segundo puesto de la generación, siendo hoy en día el mejor sistema en juegos bajo mi criterio, la única con un 2013 y 2014 prometedores en lo que a lanzamientos exclusivos se refiere antes de la llegada de su sucesora.
En PS3 vivimos fallos históricos como el que rompía los trofeos en un día de año bisiesto, el PSN Gate que dejó la Network caída un mes entero (con un robo lamentable de datos nunca explicado, ni solucionado, y que se intentó tapar regalando juegos, en uno de los peores errores de la historia de Playstation) o los continuos fallos al actualizar la consola, que siempre terminaban rompiendo algo (el último ejemplo, hace unos días). Tampoco podemos olvidar PSN Home, una promesa que tardó años y años en aparecer y, a la hora de la verdad, pese a no ser del todo malo, no cumplió las gargantuosas expectativas que se tenían. PS Plus en sus inicios tampoco justificaba su inversión, pues te alquilaba juegos ridículos, nunca lo que hace hoy.
Pero si tenemos que hablar de un fallo ilustre, ese es la luz amarilla. PS3 es un sistema muy proclive a quedarse colgado, sea cual sea el modelo, con determinados juegos. A mi me ha pasado con la FAT de 60 GB en Dragon Age II, Little Big Planet, Uncharted y en Alice Madness Returns, y en la Slim de 320 con Ratchet y Clank Q Force.Pero un defecto de fabricación que afecta a prácticamente la totalidad de los modelos iniciales, especialmente a la de 60gb (la última retrocompatible con PS2, algo que Sony retiró para estrenar los Classics HD, cobrándote de nuevo por tus juegos de siempre remozados con 4 cambios y trofeos), la cual el 10/11 del año pasado murió por culpa del dichoso fallo: la luz amarilla, causado por el derretimiento de unas soldaduras que hacen que la consola termine muriendo sí o sí.
Tiene una solución extraoficial, el reballing, pero realmente la más efectiva es cambiar tu sistema por otro, pues es una lotería completa si lo haces, además de ser muy costoso. Xbox 360 ha tenido lo suyo también con las luces rojas, pero Sony tampoco puede ser justificada en este aspecto. Da igual lo mucho que cuides tu sistema, pues terminará muriendo con el simple uso, y será muy difícil recuperar tus partidas guardadas si no has contratado su servicio de Plus y has copiado en la nube un backup.
Es triste que una máquina que me costó 600 euros esté tirada en una caja, rota, y una Nintendo 64 con más de 15 años a sus espaldas y además de segunda mano funcione a la perfección, o que mi PS2 no haya dado un fallo en toda su vida, y es de lanzamiento. La fiabilidad ha sido algo parcialmente resuelto en los recientes modelos (aunque las primeras Slim emitían crujidos horrorosos, y las Super Slim de 12 GB son un insulto a estas alturas), pero el pecado no se puede borrar.
Y llegamos a PS4, ese sistema que parecía destinado a arrasar a toda su competencia, si bien ahora la reculada de Microsoft con las políticas de Xbox One nivela las fuerzas. Nada parecía criticable en el sistema, pues no bloquea la 2º mano, es muy abierta con todo tipo de desarrolladoras…pero Sony tiró la bomba casi sin que nos diéramos cuenta en su conferencia del E3: ahora solo los usuarios de PSPlus podrán jugar online en PS4. Algo que quizá muchos no vean mal, pues la suscripción de 50€ al año cubre PS3, PSVita y PS4 y además te «regalan» (eufemismo de alquilar) juegos al mes, pero algo que hasta ahora ha sido gratuito se vuelve de repente de pago, obligándote a adquirir un producto que quizá no quieras o no sepas disfrutar (yo mismo no he hecho prácticamente uso de lo que me da PSPlus, y tampoco me justifica pagar 50€ para lo poco que juego online).
Y así es Sony, ángel y demonio, un cúmulo de aciertos acompañados del mismo número de errores. Playstation es uno de los nombres más ilustres del mundillo y sigo teniendo plena confianza en su visión de los videojuegos que me hace seguir apostando por sus sistemas. Pero con las compañías no debemos casarnos, nada debe impedirnos criticarlos y cambiar de bandera, pues, en definitiva, esto se trata de jugar lo que nos gusta, y eso estará en cualquier lugar, más allá del nombre que vaya estampado en la máquina. Sony, por ahora, parece que tiene los juegos. Habrá que ver si en el futuro aumentan los errores o si toda esta lista está superada en PS4.
Gracias por tu tiempo, y por leer el artículo.
Un saludo.