Análisis: Hatsune Miku Project Diva 2nd

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El mercado japonés sigue sus propias reglas. Es un lugar donde la marca Xbox no puede siquiera llegar a hacerle sombra a las todopoderosas Nintendo y Sony, debido a su condición de producto americano. Una zona donde los juegos más esperados no son los CODs de turno, sino los Dragon Quest, Pokémon o Monster Hunter, cuyos lanzamientos garantizan cifras millonarias. Es un lugar donde podemos asistir a la resurrección de una consola como PSP, de no vender absolutamente nada a coronarse como el sistema del año por aquellos lares en una ocasión.

Muchas veces miramos a Japón y vemos una cantidad obscena de productos que sabemos que nunca podremos ver aquí porque están hechos para su particular cultura y estilo de vida, con elementos que únicamente allí son apreciados, y en occidente pasarían totalmente desapercibidos. No en vano, hay sagas como Tales of que en el país del Sol Naciente son la cuarta fuerza en rol del país, y aquí luchan para ser publicadas, qué decir ya de obtener buenas ventas.

Igualmente, solo en un lugar así puede un cantante que no existe llenar estadios y dar toda una amplísima gama de discos, merchandising y atención. Estoy hablando de Hatsune Miku, un personaje que nació en el programa de síntesis de voz Vocaloid, mediante el cual podemos componer canciones dotándolas de voz, primeramente de la propia chica del pelo azul, y hoy en día con toda una gama de cantantes de varios estilos. Pero, indiscutiblemente, Miku es la que tiene mayor calado, y lo que ha llevado a tanta atención alrededor suyo.

Este Project Diva 2nd es uno de los tantos juegos de esa saga, encuadrados dentro del género musical típico, en el que unos botones aparecen por nuestra pantalla y nosotros tendremos que pulsar los de PSP al compás. Una mecánica clásica, pero que sigue divirtiendo como el primer día. 2nd fue el primero de la franquicia en aportar elementos como las notas sostenidas, donde debíamos mantener pulsado el botón correspondiente, o las dobles, que requerían que pulsáramos al mismo tiempo un botón y una flecha direccional, con una interfaz de juego que se completa con una esfera de vida, los lyrics (en japonés) y la puntuación.

Todo esto ocurre mientras somos testigos de los videoclips de las canciones, generados por un motor gráfico muy notable para el nivel de PSP, si bien una categoría por debajo  de producciones como Final Fantasy Type 0 o Metal Gear Solid Peace Walker. Los modelados poseen ligeros jaggies que se hacen patentes en los planos cortos, y los fondos en general son, si bien variados, carentes de vida. La expresividad de los personajes está muy conseguida, y se nota bastante en qué se ha puesto atención a la hora de centrarse en lo técnico.

Los movimientos de las coreografías no son tremendamente fluidos, pero sí que logran transmitir una buena sensación, sin llegar en ningún momento a superar en espectacularidad a un videoclip original o de animación (algo en lo que la entrega de Vita, Diva F, sí descata más). Es de elogiar, no obstante, el trabajo de imaginación, pues podemos encontrar a nuestra Miku desde combatiendo con un dinosaurio gigante en una ciudad a lo Liliput, pasando por un solitario paseo bajo la lluvia en una balada melancólica, o el desenfreno futurista de los últimos temas del setlist.

Los menús, pese a estar en japonés, son bastante intuitivos, dejándonos pocas opciones a la hora de elegir en tonalidades azul oscuro. Todo el centro de la experiencia se encuentra en los videoclips, y, anexamente, en la Diva Room de la que se hablará más adelante. No podemos decir que sean los mejores menús, pues les falta quizá cierta personalidad pese a su buen ambiente (simulando estar en una especie de sala de control, esperando para transportar a nuestro idol al escenario), encontrando en juegos como Crisis Core más empeño al respecto.

En lo referente al diseño de los  vocaloids, encontramos prácticamente a todos los lanzados hasta la fecha: Miku, Rin, Len, Luka…cada uno de ellos con una variedad de trajes realmente extensa, que iremos desbloqueando paulatinamente, estando todos perfectamente integrados en los movimientos de las canciones que tocamos. Algunos de ellos pueden resultar tremendamente extravagantes para el gusto occidental, y hay que decir que los que mejor diseño presentan son los «estándar», pero hay mucha posibilidad de elegir en este aspecto que se agradece.

En definitiva, el apartado gráfico es lo suficientemente sólido como para convencer cuando debe hacerlo, que es en los videoclips, donde tiene puntos de brillantez y variedad escénica, pero que se complementa con un simple diseño de menús y la sensación de que la animación podría ser un poco mejor para dotar de una completa credibilidad a los bailes de las canciones, que, si ponemos un determinado traje, pueden incluso caer en la autoparodia, poniendo de manifiesto que el juego está muy centrado en una mentalidad japonesa.

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Respecto a la OST del juego, no hace falta comentar que es lo más importante del mismo y lo que puede hacer que lo ames o lo odies, pues ya, desde este momento, hay que avisar que es tremendamente japonés. El vocaloid es un estilo que no gusta a todo el mundo, pues las voces de las personas que cantan, pese a estar basadas en artistas reales, suenan enlatadas, como forzadas, y en ocasiones con un cierto tinte agudo, que a algunos les impide ser capaces de escuchar ni una sola.

La mayor parte de, por no decir todas, las canciones que incluye el juego, son de las lanzadas anteriormente por varios artistas que trabajan con vocaloid y Miku antes de este año, encontrando algunas conocidas como Ai Kotoba, Popipo, Updating your Love List, Dear Cocoa Girls o Magnet. Aunque el vídeo superior parezca indicar lo contrario, están perfectamente sincronizadas con el ritmo de los botones, así que solo tendremos que confiar en nuestro sentido musical para llevar a buen puerto la resolución de las mismas.

El corte imperante en estas canciones es J-Pop de tipo comercial, aunque tienen cabida algunas canciones del tipo balada o que se acercan a otros subgéneros de la música japonesa, como el J-Rock o la electrónica, siendo más minoritarias. Las letras de las mismas, en japonés, hablan del amor, de actitudes optimistas, de relaciones de amistad, melancolía…todo muy en la línea de los tópicos que se pueden encontrar en los anime japoneses. Para un jugador que encare el juego, esto carecerá un poco de sentido, pero hay mucha gente que disfruta la música japonesa y se esfuerza en comprenderla. No obstante, el estilo de vocaloid, o se ama, o se odia. Si es el primer caso, el setlist es extenso, variado y muy acertado, haciendo delicias de los fans del mismo. Pero si se odia, no sigas leyendo el análisis, porque simplemente no vas a poder disfrutar nada del juego, ya que se basa por entero en esta música.

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La mecánica del juego es bien sencilla. En el modo de selección de canciones podemos optar por casi una treintena de temas que se van desbloqueando paulatinamente. Debemos lograr un porcentaje de acierto determinado en la canción para considerarla como superada. Al lograr con éxito vencer en dificultades bajas, podremos acceder a las superiores, y más cercanas a la experiencia completa de juego. Las notas se dividen en la simple pulsación, en la nota sostenida, o en la doble, combinando botones y direcciones.

En la parte inferior izquierda de la pantalla tenemos un medidor que se va llenando con los aciertos y bajando con nuestros fallos, echándonos de la canción y considerándola fallida si llegara a agotarse. En la zona superior derecha encontramos nuestra puntuación, teniendo en el centro el videoclip con la sucesión de notas, teniendo el marcador de pulsación fijo, con un pequeño reloj que nos marca cuando pulsar (inútil realmente, pues debes fijarte en el orden de descenso de las notas, especialmente en momentos como en Ai Kotoba que pasan dos notas diferentes casi a la vez, y donde el error supone perder toda la cadena). Sobre el papel parece complicado, pero si se observan los vídeos se comprueba que solo hay que ver cuando aparecen, como en Elite Beat Agents, y pulsar en consecuencia.

Al finalizar la canción, según nuestro porcentaje de notas (en niveles desde el Cool hasta el Miss) se nos dará una nota (Excellent, Great, Standart…) según nuestra efectividad, así como una serie de puntos que podremos gastar en la Diva Shop por nuevos trajes, nuevos módulos (vocaloids), elementos para nuestra habitación, entre otros. No se puede decir que haya un objetivo claro, más allá de superar todas las canciones en todas las dificultades y superar nuestros récords, pero el encanto está en la adictividad que supone, especialmente en las dificultades superiores, donde habrá que ser un auténtico maniaco del ritmo para llevarlas a buen puerto.

Respecto a la Diva Room, podemos decorarla con los elementos que compramos y observar a nuestro vocaloid en ella, así como escuchar las canciones sin tener por qué tocarlas o estorbarnos con los sonidos de pulsación de notas. No obstante, tiene cierto grado de complejidad que, sin tener un completo dominio del idioma japonés, no se puede llegar a entender, sin ser esto un impedimento para el disfrute del título. También posee el mismo problema el Edit Mode, donde podemos crear nuestras propias canciones, algo inútil sin entender qué estamos tocando.

En Japón se lanzó una amplísima gama de contenidos descargables que, si importas el juego, puedes disfrutar comprándolos en una cuenta de la Store de Japón o Hong Kong, dependiendo de tu versión. Especialmente es interesante la nueva variedad de canciones, y algunos trajes con motivos específicos, como cameos de otras sagas de Sega, distribuidora del título. Nuevamente, nada demasiado interesante ni accesible para aquellos que importen el juego, pues requiere una cuenta de la store más unas prepagos de allí, un poco caras de importación.

Por todo lo demás, Project Diva 2nd es una de las mejores experiencias musicales de PSP, si te gusta este estilo de música sintetizado que presenta vocaloid. Unas canciones largas y desafiantes en sus dificultades altas, y un alto contenido desbloqueable mediante puntos que nos mueve a intentar superar nuestros récords cada vez más. También es muy destacable la atención al fanservice, contando con pantallas de carga entre niveles de una extraordinaria variedad y humor, que nos muestra el calado de esta saga por aquellos lares, donde incluso se lanzó con un bundle. Técnicamente es suficiente para lo que pretende, y en todo lo demás, brilla.

NOTA

Historia: Nada que destacar aquí, aunque algunos videoclips tienen mucha originalidad, como el combate contra el dinosaurio. Pero no hay un objetivo a cumplir. (-)

Gráficos: Un motor gráfico tremendamente sólido que demuestra la buena salud de PSP y la capacidad técnica que puede desplegar. No obstante, se queda por debajo de lo visto en otras producciones como Final Fantasy Type 0, aunque la atención puesta en los modelados es notoria. Los jaggies son visibles en ciertos momentos, y la calidad de animación no es tremendamente fluida. Expresiones faciales destacables. (8)

Sonido: O lo amas, o lo odias. Vocaloid es una forma de J-pop muy particular. Si lo disfrutas, encontrarás una buena selección de temas interpretados por los diversos idols del programa, con mucha variedad, desde baladas lentas a frenéticas bizarradas inhumanas, pasando por temas fiesteros, con muchos clichés japoneses. (9)

Jugabilidad: Los juegos musicales tienen muchísima simpleza en sus mecánicas, pero es la combinación de las mismas con la música lo que logra adictividad. No va a ser menos en este Miku, con una jugabilidad que incorpora elementos como nota sostenida y doble para lograr dotar de dificultad a los temas, de generosa longitud. Contamos con muchísimas canciones y posibilidades debido a poder tocarlas con distintos vocaloids. Terminar el juego no es difícil, pero sí obtener grandes puntuaciones, que es lo que lo hace adictivo. No obstante, puede ser un poco caótico a veces, sin saber qué nota viene antes. (8.75)

Otros: Hablar de duración en él es absurdo, pues, aunque llegar al final de la setlist nos lleva unas 4-5 horas, desbloquear todo el contenido, batir nuestros récords… lo hace casi eterno. Es una pena no saber japonés para disfrutar de todas las posibilidades de la Diva Room, y sobretodo del Edit Mode, que lo hace prácticamente eterno. Tiene muchos temas por DLCs, pero dificultades para los importadores a la hora de jugarlos. (8.75)

NOTA: 8.6/10


Y este ha sido el análisis de hoy. Project Diva 2nd es uno de los buenos ejemplos de sagas de PSP que en Vita siguen triunfando (con Diva F) y que han contribuido a mantenerla como el tercer bastión de Japón tras 3DS y PS3. Está aún demasiado viva para lo que a su sucesora le gustaría.

Gracias por tu tiempo, y por leer el artículo.

Un saludo.

JC_ADXAnálisis: Hatsune Miku Project Diva 2nd

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