Cayendo en el vacío, suspirando sin aliento, soñando con seres impíos, mi mente divaga extenuada, en este antro de desesperanza, donde los caballeros mueren y las putas danzan descorazonadas. ¿Quién soy yo? Una sombra más aquí debe estar, nadie más debe aportar. Caminando tenuemente por el callejón, un hombre lustroso…
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