Desconozco el patrón que siguen las grandes cadenas de cine, pero en el caso de Yelmo, su política con la publicidad es bastante exagerada. A partir de la hora inicial de proyección, se escapan fácilmente 15 minutos entre trailers y anuncios. Los primeros ocupan la mayor parte del tiempo, lo cual se agradece por ser más entretenidos, pero sigue pesando demasiado. Los días que hay mucha cola y no llegas con anticipación bien, porque vas sin miedo a entrar tarde en la sala. Los días que hay cuatro gatos, es decir, casi siempre que no es fiesta del cine, toca esperar. En el caso de la escapada a ver Déjame salir (Get Out), tocó tragarse una maratón de trailers de películas del mismo género: terror y suspense.