La máquina fue tragada agónica por la serpiente. Resurges de tu estupor. Un cartel de salida. Una puerta de acero. Miles de aspas y luces. Agazapado, discurres. Un muro. Una cúpula. Un alambicado estallido y retomas tu devaneo incongruente. Y ella asciende. Una entidad errática, incorpórea, materializa su inconsistente voluntad…
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