Ya sé que parece exagerado, pero estoy feliz con el último juego que he comprado, Broken Sword.
Un poco de contexto. Vayamos a 1996. Apenas hacía nada que había llegado internet a las casas con esos módems tan ruidosos. Yo tenía un US Robotics de 33.200 baudios y dejaba sin teléfono a la gente en casa. Recientemente había comprado un PC nuevo, un Pentium al que más tarde le puse una aceleradora gráfica de 3DFX , una Vodoo Banshee, la gráfica con mejor nombre de la historia.











